Cosas de Habitación [Yuki Kudo Soma]

OFF rol: Que titulo más original pfff XD
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Estaba caminando por la ZE, débil a causa del combate que acababa de librar. Había ganado, pero mis oponentes no eran moco de pavo, supieron como dejarme escaldada. Usaba la guadaña como bastón y con sangre seca en la boca , a causa de los golpes que recibí al estomago. Lo mejor sería ir a la enfermería, pero pensaba que iria en otro momento, que primero me iria a mi habitación a ducharme y a descansar un poco. Después ya iria a que me vieran los moratones.

Llegué a la salida de la ZE, donde hacía calor y los alumnos paseaban y charlaban por allí. Como siempre, miraran hacía donde estaba yo, pero no sorprendidos. La verdad es que todos los dias salen personas heridas, por eso no se sorprenden de nada. Aunque hablando de sorprenderse, me estrañaba que no me cambiaran de color los ojos, estaba furiosa. Por un momento pensé que mi ira me acabaría controlando. El jardín de Akademeia nunca me gustó, era como estar en "La casa de la Pradera", tan verde, tan lleno de vida. Bueh, dejemoslo ya que necesito echarme un poco en la cama, ya me ducharé luego.

Después de pasar el jardín, fuí a la residencia femenina, donde siempre veía a las mismas chicas pijas. Tan sonrientes, tan (palabra no identificada por taco ). No era de esperar que empezaran a burlarse de mi, pero saben, que a mi no me afecta. Las burlas ya no son nada para mi, demasiado me han indudo en la vida como para hundirme más por unas mocosas asquerosas. Entonces, antes de pasar definitamente de ellas, me giré y miré a la que era la líder. Sonreí maliciosamente y le dije:

-Uy que graciosa la chica - dije sarcasticamente, con los brazos en jarras-Pero dime, tambien serás una chica lista, no te habrás dejado las bragas en la residencia masculina, ¿no?

La chica me miró irritada, supo que le había llamado indirectamente guarra, sus lameculas te tapaban la boca asombradas. La chica esa, creo que se llamaba Stella, me señaló echando humos.

-¿Sabes que les hacemos a las chicas como tú, maldito diablo?- la pobre estaba furiosa.

-No, pero me muero por oirlo- volví a decirlo sarcasticamente

No lo sabía ni me importaba, la verdad, pero me apetecía molestar a alguien, y Stella era una gran opción. Sus lameculos imitaban su cara de enfado. Hay que ver lo raras que son estas tias, ahora solo faltan que lo hagan todo sincronizado. No pude echar una risita mientras pensaba eso.

-¿De que vas? ¿Por qué te ries?- dijo Stella estallando de ira

-Bueno, te lo diré, rio porque se me habré la boca en forma de luna creciente y la muevo para emitir carcajadas...-yo la tomaba el pelo.-Bueno, Stella y Co...¡Au revoir!

Escuché palabrotas de ¡Vete a la...! Pero yo, con un corte de mangas, las enfadé más. Me fuí a mi habitación, deseosa de descansar en mi cama. Disfrutar de un buen colchón era lo que quería hacer ahora. Subí las escaleras con dificultad, utilizando la guadaña de bastón. Al llegras, saqué las llaves del bolsillo, hacia mi habitación. Cada vez me daban más y más ganas de tumbarme en la cama y descansar.

Al fin llegué, la abrí rapidamente y una vez abierta la puerta, me fuí corriendo hacía la cama, dejando la guadaña en un rincón y pegando un salto donde mi cabeza acabó en la almohada. Por fin el descanso que quería. Una futura villana sin descanso no es nada. Y así fue como me quedé dormida.

Estaba dando vueltas por el jardín de Akademeia, y para variar me aburría cada vez mas. El comportamiento de esta gente no me parecía nada interesante, así que me había sentado cerca de la fuente. Algunos me miraban al pasar. Sé que mi pelo largo y rubio llama la atención. Podría ser eso... o que aún no llevo el uniforme de Akademeia. Lo llevaba en mi mochila negra, donde llevaba algún que otro objeto personal. Aún no había encontrado el momento adecuado para ponérmelo...tampoco sé cuando iba a ser eso...el color rojo no me sentaba demasiado bien...Así que iba con mi camiseta negra de tirantes anchos, y mis pantalones largos negros. Un cinturón, que sí, reconozco que destacaba, negro y enorme, con sus pequeñas cadenitas de un lado a otro. No hacía mas que echarme el pelo de un lado a otro, me moría de calor.

Decidí seguir con mi labor de investigación del lugar, ir a la residencia femenina e intentar
buscar una habitación libre... No me apetecía mucho compartir cuarto con alguna desconocida... A saber que locas habría por ahí.

Me estaba acercando a la residencia femenina, cuando me encontré con un cuadro interesante. Había un grupo de chicas de esas que no soporta nadie, y cerca de ellas, había
otra chica que parecía herida, y llevaba una guadaña como bastón. El grupo de chicas por lo visto, se estaba burlando de ella...


-Uy que graciosa la chica. Pero dime, también serás una chica lista, no te
habrás dejado las bragas en la residencia masculina, ¿no?-Dijo la chica de la guadaña.

Jajaja, eso sí que fue gracioso, me senté por ahí cerca para observar la reacción de la otra chica, ésta señaló a la de la guadaña y dijo furiosa:

-¿Sabes que les hacemos a las chicas como tú, maldito diablo?

-No, pero me muero por oírlo- respondió la otra comenzando a
reírse.

Jujuju, que divertido. Me acomodé el pelo y seguí observando.

-¿De que vas? ¿Por qué te ríes?- dijo la tonta.

-Bueno, telo diré, río porque se me abre la boca en forma de luna creciente y la muevo para emitir carcajadas...-decía ella todo el rato sarcásticamente-Bueno, Stella y Co...¡Au revoir! -Respondió ella seguido de un corte de manga.

La chica de la guadaña se metió en la residencia. Observé atenta a las demás que se fueron de ahí cabreadas y hablando entre ellas. Vaya, pensé que me iba a divertir más...Bueno, supongo que tendría que seguir con mis cosas. Volví a coger la mochila y fui hacia la residencia.

Al entrar, decidí que aquel sitio no iba a ser donde pasaría la mayor parte del tiempo. Probé la primera puerta que me encontré, pero estaba cerrada así que probé la siguiente...y la otra...¡¡y la otra!! Aquello me empezó a hartar. Dí un pequeño puñetazo en la pared, y probé una última puerta antes de desistir.

Para mi sorpresa, se abrió.

Entré sin más. Sea cual fuere la habitación, aquí me quedaba. Había dos camas, y en una de ellas estaba la chica de la guadaña.

-Vaya...¿estará dormida?-dije para mis adentros.

Me senté en la otra cama poniendo la mochila a mi lado y la observé. Estaba herida visiblemente con moratones y demás. La guadaña que descansaba en el rincón, me llamó la atención. Abrí mi mochila y coloqué mi colgante y mi cartera en la mesita que había al lado de la cama.

-Si...Está dormida...-dije para ver si por casualidad se despertaba. Esperé un rato. Me quité los zapatos negros y me senté cómodamente en la cama. Saqué mi flauta plateada, y comencé a limpiarla.

Me movía con nervio por la cama, empezaba a sudar y a sentirme pesada. Notaba una sensación extraña, como si aspiraran el aire de mis pulmones. Mi mente empezó a mostrarme imagenes borrosas, que no me sonaban de nada. Pude sentirme confusa y mareada, cayendo en un sueño pesado y con un futuro dolor preparandose para machacarme.

"-¿Eva?¿Eva?¿Donde estás?¡Evaaa!

Estaba todo oscuro, no se veía a nadie, solo yo, sin ninguna arma y con un vestido sencillo y blanco, como los que llevaba de niña. Se escuchaba una voz llamandome, pero no podía adivinar de quien era. Era voz de muchacho adolescente, gritando desesperadamente. Yo miraba a mi oscuro alrededor, aquella sala tan negra que parecía que flotaba entre la oscuridad.

Pude ver como aquella negror que me rodeaba iba desapareciendo, formandose una imagen, pocoa poco más nítida, hasta formarse el escenario de un pueblo, cosa que ahí ya caí. Era el pueblo donde me crié, estaba oscuro, de noche. Había gente allí, buscando como posesos, algunas gentes pasaban por donde estaba yo, atravesandome como si yo fuera un fantasma. Dí un paso, pero en vez de caminar, flotaba ligeramente. Entonces supe que esto quee staba viviendo era otro de mis sueños, de los que acacaba descubriendo que eran momentos de mi vida que olvidé.

Entonces me ví a mi misma, pero más joven, con el pelo larguisimo y bastante bajita. Tenía un bonito vestido, pero manchado de sangre. Mi otro yo se escondía, entonces, mi mente empezó a recordar...Aquello que estaba viviendo fué el día que dejé la aldea, después del crimen que cometí y el que me marco el resto de mi vida. Intenté acercarme a ella, no la podría tocar, pero así contemplaría como era yo antes. El rostro no era tan diferente, ahora lo tenía un poco más alargado, pero seguia teniendo esa expresión tan inocente en la cara.

Ví que un joven se acercababa a ella, que no era conciente de quien se estaba acercando. A mi no me sonaba de nada, pero al verle, sentía que mi corazón latía muy deprisa. No sabía por que, pero me quedé contemplandole, como si fuera algo tan extraño como hermoso. Aquel joven agarró a mi otro yo de joven de la muñeca y la estampó suavemente contra la pared.

Mi otro yo y el joven se miraron y movian los labios, dando la señal de que estaban hablando. Yo tenía curiosidad e intenté acercarme. Pero al estar a un metro de ellos dos, ví que se abrazaron, mi otro yo lloraba y él la consolaba. Después, se cogieron de la mano, huyendo de todo. Después, todo volvío a oscurecerse otra vez, sintiendo dolor en el brazo."

-¡Ah!- Me incorporé de la cama, sudando, con los ojos rojos y jadeando. Era un sueño, un sueño, me repetía a mi misma. No sabía si era real, ni siquera sabía quien era ese joven. Me llevé la mano a la cabeza e intentando tranquilizarme.
Entonces, me llevé un buen susto cuando vi a una muchacha rubia en la otra cama, limpiando una flauta plateada.¿Se podía saber que cuernos hacía esta tia en mi habitación, sin llamar encima?

-¡Oye tu!¿Que haces aqui?¿No te han dicho que es de mala educación entrar sin llamar a una habitación ajena?- me levanté de la cama, mirandola con irritación. Con los brazos cruzados y con una mirada de superioridad, la miré esperando una respuesta por parte de esta chica.

Después de eso, me volví a sentar, con el cuerpo dolorido y contemple un poco el techo, tranquilizandome, dejando que aquellos ojos rojos volvieran a ser los grisaceos de toda la vida. De todas formas, no queria acabar con ella como acabé con aquel niño hace cinco años. Mejor tranquilizarse y pensar en cosas bonitas. Puede que hubiera una explicación del porque estaba aqui esta rubia. Me calme y mostré un rostro sereno, de no haber roto ninca ningún plato.